Consejo europeo de deciembre 2008 : crisis, energía, y Tratado de Lisboa
Los medios de comunicacíon franceses lo subrayarón con indudable satisfacción : la Presidencia francesa de la Unión europea fue un exito y tambien lo fué su conclusión: el Consejo europeo que se reunió en Bruselas los 11 y 12 de deciembre logró un acuerdo unanimo sobre expedientes importantes como el plan de recuperación europeo, el « paquete » energía – cambio climático, el futuro del tratado de Lisboa o la política de seguridad y defensa.
En la rueda de prensa celebrada para presentar los resultados del Consejo europeo, el Presidente francés, Nicolas Sarkozy, calificó la adopción del expediente « energía-cambio climático » de « histórica », puesto que los 27 estados miembros de la Unión europea han conseguido acordar un ambicioso compromiso por el cual la Unión se dota con las reglas más vinculantes en el mundo para hacer frente al reto del cambio climático. Confirma y garantiza la aplicación del objetivo de los « tres veinte » : reducir en un 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentar la parte de las energías renovables para alcanzar un 20% y mejorar un 20% la eficacia energética, en 2020. Para lograr estos objetivos, el plan dispone que los esfuerzos serán repartidos, mediante cuotas, entre los países y los sectores ecónomicos. Una parte de la industria europea deberá pagar derechos a contaminar (1).
Se preveía que en 2020, todos los sectores industriales debieran comprar un 100% de las cuotas. Al final, el porcentaje se establece en el 70%, la meta siendo ahorra de alcanzar 100% en 2027. Existen derogaciones totales o parciales para los sectores enfrentados a riesgos de escasez de abastecimiento en carbón, fuente de energía ciertamente contaminante, pero de la que dependen las industrias más antiguas. Además, se han previsto derogaciones para el sector eléctrico a fin de evitar que se disparen los precios de electricidad en los países muy dependientes del carbón para su producción eléctrica. En fin, el Consejo ha decidido reservar un 12% de los derechos de emisiones a algunos de los nuevos Estados miembros (Bulgaria, la República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania, Eslovaquia) para contribuir a la modernización de sus industrias y de su producción de energía.
Las concesiones asi hechas por los países más desarollados a favor de los nuevos países miembros permitieron obtener el acuerdo de estos últimos cuando algunos de ellos se negaban en adoptar el plan ya que lo juzgaban demasiado vinculante habida cuenta de las características de su économía, y peligroso para su crecimiento.
La noticia del acuerdo se acogió con esperanza en Poznan donde se celebraba al mismo momento una cumbre mundial sobre el clima (2).
Sin embargo, el entusiasmo dista mucho de ser compartido por las ONG ecologistas que, según la Agencia Francesa de Prensa AFP , “denunciaron una renuncia y lamentaron que el plan europeo no conste de compromisos financieros en favor de los países en desarrollo” (3). Asi pués, la representante de Greenpeace para Francia, declaró en un comunicado de prensa : « Nicolas Sarkozy osa felicitarse por un “acontecimiento histórico” con respecto a la adopción del paquete energía-clima, pero la única cosa histórica hoy, es la ocasión fallada para que Europa cambie su futuro económico y energético y reafirme su estatuto internacional de líder en materia de lucha contra los cambios climáticos “. Y añadió : « Si todos los países industrializados seguieran el ejemplo que da Europa hoy, las temperaturas globales aumentarían en 4°C » .
El Plan europeo de recuperación fue otro expediente aprobado por los 27 estados miembros de la Unión europea el 12 de deciembre. No se trata de une sorpresa : el acuerdo conseguido por el Consejo de Ministros de Asuntos económicos (ECOFIN) unos días antes permetía pensar sin optimismo exagerado que se lograría en Bruselas un acuerdo, a pesar de las reticencias alemanas. Y, de hecho, en el comunicadio final de la Cumbre, los 27 reconocen los méritos y la necesidad del Plan de reactivación de 200 mil millones de euros propuesto por la Comisión para permitir a la Unión Europea enfrentar la crisis y la recesión. El comunicado adopta un tono más apremiante exhortando a los bancos y a las entidades financieras « a aprovechar plenamente las facilidades que se les conceden para mantener y apoyar el crédito a la economía, y repercutir…las reducciones de los tipos de interés centrales ». Y se añade una advertencia: « A este respecto, conviene garantizar que las medidas del marco común, en particular los mecanismos de garantía, se apliquen efectivamente de manera que contribuyan a disminuir el coste de financiación de las entidades financieras en beneficio de las empresas y las familias ».
En cuanto a las medidas ya adoptadas al nivel nacional para fomentar la demanda, el Consejo aboga por que respeten varias directrices : que persigan un objetivo con “ efecto inmediato”, que tengan « un límite temporal » y que se centren « en los sectores más afectados y los más importantes para la estructura de la economía (por ejemplo el sector del automóvil y la construcción) ». Los estados reafirman además la prioridad otorgada a las reformas estructurales y a la inversión (infraestructuras, competitividad de las empresas, fomento del empleo, la innovación, la investigación y el desarrollo así como de la educación y la formación).
En fin, cabe notar que el Consejo trata de forma detallada de medidas poco presentes o ausentes en el plan de recuperación propuesto por la Comisión. Asi pues, hace hincapié, por ejemplo, en los siguientes puntos:
- una franquicia temporal de dos años más allá del umbral "de minimis" en materia de ayudas públicas por una cantidad de hasta 500.000 euros y la adaptación del marco necesarias para aumentar el apoyo a las empresas, en particular las PYME, así como la plena aplicación del plan de acción correspondiente a la Ley de la Pequeña Empresa ("Small Business Act") adoptado por el Consejo el 1 de diciembre de 2008;
- la prosecución de una reducción general y significativa de las cargas administrativas que pesan sobre las empresas.
El futuro del Tratado de Lisboa figuraba también en el orden del día del Consejo Europeo de deciembre.
Malogrado por el “no” irlandés, el Tratado se beneficia de una « recuperación » gracias al compromiso del Gobierno irlandés de organizar une nueva votación en 2009. En contrapartida, el Gobierno irlandés obtuvo una serie de garantías que deberían darle más argumentos para convencer los electores irlandeses de votar el Tratado.
La primera consiste en afirmar que, en caso de voto positivo, se tomará una decisión para que la Comisión Europea pueda seguir constando de un miembro procediente de cada Estado miembro. Recordemos que los Tratados europeos vigentes, como el Tratado de Lisboa, exigen que el número de Comisarios se reduzca en 2009 (pero, parece que los electores irlandeses que han votado « no » porque quieren que su país siga teniendo un prepresentante en la Comisión, no se hayan percatado de que la reducción del número de Comisarios será efectiva con o sin Tratado de Lisboa). El Consejo Europeo ha acordado pués, que, siempre que entre en vigor el Tratado de Lisboa, se adoptará una decisión, de conformidad con los procedimientos jurídicos necesarios, con el fin de que la Comisión siga incluyendo a un nacional de cada Estado miembro.
Es la unica novedad sobresaliente anunciada por el Consejo europeo.
Los otros puntos son aclaraciones respecto al contenido del tratado.
Se aportan algunas garantías jurídicas sobre distintos puntos que causaron polémica durante el referendum :
- ninguna disposición del Tratado de Lisboa modifica de cualquier modo el alcanze o el ejercicio de las competencias de la Unión europa en el ámbito fiscal;
- las disposiciones de la Constitución irlandesa en relación con el derecho a la vida, la educación y la familia no se ven afectadas en modo alguno por la atribución de estatuto jurídico que hace el Tratado de Lisboa a la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea ni por las disposiciones de dicho Tratado relativas a la justicia y los asuntos de exterior ;
- el Tratado de Lisboa no afecta a la política de seguridad y defensa de los Estados miembros, incluida la tradicional política de neutralidad de Irlanda, ni a las obligaciones de la mayoría de los demás Estados miembros;
Se destacan los objetivos sociales de la Unión Europea : el progreso social y la protección de los derechos de los trabajadores; los servicios públicos, herramientas de la cohesión social y regional; la competencia de los Estados miembros en materia de suministro de servicios de educación y salud; el papel esencial y el amplio poder discrecional de las autoridades nacionales, regionales y locales para proporcionar y organizar los servicios no económicos de interés general, que no son afectados por las disposiciones del Tratado de Lisboa ( incluidas las disposiciones relacionadas con la política comercial común).
Para quien ha leído el Tratado de Lisboa sin prejuicios, tantas precauciones y garantías, tantas menciones solo son muletillas ya que el Tratado de Lisboa no dispone otra cosa. Pero habida cuenta de la desinformación utilizada durante la campaña del referendum, la evidencia es que los Estados han juzgado que era necesario recordar una vez más lo que se inscribe en el Tratado para desmentir los argumentos falsos de sus adversarios y permitir por fin la aprobación del texto.
12/01/2009
1 - General Secretariat of the Council, Brussels, 12 December 2008, “Energy and climate change – Elements of the final compromise”, ref:1725/08
2 - AFP Climat: l'accord UE réveille Poznan, dope les espoirs pour Copenhague
3 - Greenpeace France, 12/12/2008 : Paquet énergie-climat : 3 fois 4 au lieu de 3 fois 20 !
« Nicolas Sarkozy ose se féliciter d'un «événement historique» au sujet de l'adoption du paquet énergie-climat, mais la seule chose qui est historique aujourd'hui, c'est l'occasion que l'Europe vient de manquer de redessiner son avenir économique et énergétique et de réaffirmer son statut international de leader en matière de lutte contre les changements climatiques », déclare Karine Gavand, chargé de campagne climat de Greenpeace France. Si tous les pays industrialisés suivaient l'exemple que donne l'Europe aujourd'hui, les températures globales augmenteraient de 4°C »